Localización
Una de las primeras decisiones que ha de tomar una empresa es dónde localizar su centro de producción. Se trata de una elección de gran importancia pues supone una fuerte inmovilización de recursos a largo plazo y afecta a la capacidad competitiva de la empresa y a todas sus áreas. La clave es la elección de un lugar para las instalaciones que favorezca el desarrollo de operaciones, logrando el máximo provecho de la localización de la compañía.
Hay diversos factores que influyen en el proceso de elección donde se localizará una empresa, destacan los siguientes:
– Fuentes de abastecimiento de materias primas. Proximidad y disponibilidad de las mismas. Coste, calidad y fiabilidad de las entregas.
– Medios de transporte. Se evalúa la capacidad de carga, sus costes, y la seguridad.
– Mercados. Analizando la rapidez de entrega y razones de índole competitivo.
– Mano de obra. Estudio de si disponibilidad de efectivos, así como de su capacidad y coste.
– Suministros básicos. En este apartado se engloba el agua y la electricidad. Se calcula su disponibilidad, fiabilidad de suministro, coste y posibles servicios ofrecidos por suministradores.
– Condiciones climáticas de la zona.
– Cercanía a consumidores finales.
– Marco jurídico. Normas y leyes propicias para la creación de la fábrica.
– Estabilidad gubernamental.
– Impuestos y servicios públicos.
– Cultura e idioma.
Un proceso complementario a la localización es la deslocalización. Dicha acción consiste en el traslado de centros de trabajo a otros países. Tradicionalmente se trata de la movilización del área productiva, pasando de estar situada en países desarrollados a países menos industrializados. Normalmente esta decisión se debe a un menor coste de mano de obra, una mayor permisibilidad fiscal, reglas medioambientales menos estrictas o condiciones laborales más flexibles.
Las consecuencias de la deslocalización son un aumento del desempleo en el país de origen y normalmente una creación de empleo de baja calidad en el país de destino, junto con una mayor contaminación. Dado que el mundo actual es globalizado y la alta competitividad, es normal que las empresas de la competencia sigan los pasos de los líderes y que se produzca un efecto dominó.
El problema radica en si la deslocalización de su producción a países con manos de obra más barata no lleva implícito también una reducción en la calidad de vida de la sociedad trabajadora. Las multinacionales se defienden alegando que sus precios y condiciones de trabajo son mejores que las que ofrecen las industrias locales, sin embargo episodios como el de esta semana en el que una fábrica de Bangladesh se derrumbo como consecuencia de un incendio y de sus pésimas estructuras vuelven a poner el enfoque público en las decisiones de deslocalización.
Tanto localización como deslocalización suponen un importante cambio en la estrategia productiva de una compañía. Actualmente las grandes compañías lo que suelen hacer es mantener sus sedes centrales en los países de origen, mientras que deslocalizan la producción. De este modo apuestan por países con alto nivel de industrialización y una mano de obra cualificada para ser el lugar donde desempeñar labores de diseño, estrategia o marketing, donde se logran las ventajas competitivas.
Autor: Alvar Diez Llamazares